El PARAISO hecho casa

Marisa Alcore Marisa Alcore
Sítio Ouro Preto - 32.000 m², Beth Marquez Interiores Beth Marquez Interiores Houses
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Ouro Preto es un municipio del estado brasileño de Minas Gerais. A pesar de su tamaño y demografía, fue una de las ciudades más importantes del país por sus altas reservas de oro. Declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, sus paisajes son paradisíacos. Vegetación exuberante y tropical cubre el ondulado suelo de estas tierras, donde se construyó la casa que descubrimos hoy a través de este libro de ideas. En una parcela de 32.000 metros cuadrados se construyó esta vivienda unifamiliar compuesta por diferentes volúmenes y equipamientos. Sus 230 metros cuadrados de superficie no solo ofrecen a los propietarios, una pareja con hijos, unas vistas de escándalo y una relación directa y estrecha con la naturaleza, sino unos interiores donde rebosa el buen gusto, diseñados por Beth Marquez interiores Recorremos sus diferentes estancias a través del siguiente recorrido:

Piedra y color

Un volumen horizontal construido con piedra de la región encierra los principales usos de esta vivienda unifamiliar. Se posa sobre un prado verde al que un camino empedrado nos da acceso. El paisaje es abrumador: suaves colinas cubiertas de vegetación tropical. Desde aquí, sin embargo, no podemos apreciar todo el esplendor de la parcela. Si en esta fachada la casa se asoma al exterior por diferentes ventanas enmarcadas de azul, en el lado opuesto grandes paños de vidrio relacionan los interiores con los exteriores. 

Los dormitorios

Nos asomamos en primer lugar a uno de los dormitorios para descubrir una de las habitaciones más íntimas y personales de la casa. Su diseño, similar al de resto de estancias, buscó la sencillez formal, sin dejar a un lado la alegría y armonía de los ambientes coloridos. Una gran ventana, protegida por una contraventana azul, permite que el paisaje entre a formar parte de la estética interior. La decoración es sencilla y tradicional, de esencia tropical. 

La zona de día

La zona de día se encuentra en uno de los extremos de la vivienda. Se buscó crear un ambiente familiar, donde todos los usos de carácter público convivieran conjuntamente. De esta manera, la cocina abierta el salón y el comedor tienen lugar en esta misma habitación donde el propio mobiliario es el encargado de organizar y ordenar los diferentes ambientes. También aquí, una llamativa paleta de colores pinta las superficies de los diferentes elementos que componen el paisaje interior. Los materiales son variados, sin embargo, todos ellos responden a los mismos criterios estéticos: sencillez, sinceridad y nobleza. 

El corredor

Los corredores suelen ser los espacios menos acogedores de las viviendas. Estrechos y oscuros por norma general, su falta de diseño y decoración no crean una atmósfera cálida e íntima. Sin embargo, el de esta casa en Brasil rompe cualquier esquema. Tiene grandes vistas al paisaje gracias a la sucesión de huecos que además lo iluminan abundantemente de manera natural. Su altura libre le otorga una escala diferente, que se vuelve más íntima y humana gracias a su gran colorido. 

El gran salón

Grandes huecos enmarcan el paisaje exterior como grandes panorámicas que se transforman. Una de ellas, la más grande, abre la zona de día a un porche. Se diseñaron dos ambientes diferentes. Un gran sofá y diferentes sillas y taburetes remarcan la sala de estar, con un mesa de café sobre una alfombra. El estilo de cada una de las piezas es distinto y es precisamente en este hecho donde reside la belleza y el encanto propio de esta casa. Detrás, relacionándose con el exterior, encontramos el gran comedor, donde sillas de diferentes colores rodean a una gran mesa de madera. 

El porche

A medio camino entre interior y exterior se construyó este porche, diseñado como una prolongación de la zona de día. Se convierte en el comedor o la sala de estar cuando las condiciones climáticas lo permiten. El diseño es similar al del interior de la casa: colores que envuelven todos los espacios de una atmósfera cálida y personal. 

Y por último…

¡La piscina! A una vivienda de estas características no podía faltarle una gran piscina, donde refrescarse cuando el calor aprieta. Sin duda, esta última fotografía demuestra que si el paraíso existe, debe parecerse a este lugar. 

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