Mirando al mar soñé

Marisa Alcore Marisa Alcore
Vivienda "Mirando al mar soñé", Ascoz Arquitectura Ascoz Arquitectura Pool
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Pasar desapercibido, pero asomarse al paisaje era el principal objetivo de esta casa de poético nombre. Mirando al mar soñé define a la perfección la idea que llevó a construir esta vivienda situada en la localidad costera de Cullera. Situada frente al mar Mediterráneo, y galardonada con una mención en la categoría arquitectura de los Premios del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunidad Valenciana los años 2010-2011-2012, esta vivienda tuvo que enfrentarse, sin embargo, a unas condiciones muy peculiares. Su parcela, en tercera línea de playa, era alargada, estrecha y muy inclinada. ¿Cómo podía construirse una casa que salvara 24 metros de desnivel? Su relación con el terreno dio solución a este problema, y también marcó su marcada forma moderna. Un espectáculo para todos los sentidos que recorremos a través de estas imágenes. 

En el exterior

Desde el punto más alto de la parcela hasta el más bajo existían 24 metros de diferencia. ¿Cómo podía entonces construirse esa casa, cuyo cometido era tomar las mejores perspectivas sobre el mar? Se incrustó en la roca de la montaña donde se ubica, construyéndose en diferentes niveles que acogen las diferentes partes del programa. Un volumen de forma pura y líneas rectas, que esconde cajas en su interior, es su carta de presentación desde el exterior. Madera, hormigón y piedra en una fachada que parece no abrirse demasiado al paisaje. ¿Desde dónde se mira entonces el mar? En planta baja una gran puerta indica la presencia del garaje. 

El acceso

Roca a un lado, un muro de hormigón liso al otro, un camino estrecho marcado por baldosas sobre grava y en el techo una sucesión de viguetas que crean una rítmica sombra. El cielo se asoma por detrás de ella, creando un interesante y místico acceso a esta vivienda. 

La plataforma

Pero lo más interesante no era su acceso, sino la plataforma que encontramos en la parte más alta de esta vivienda en Cullera. Desde aquí las vistas son inmejorables. Sin dudarlo por un momento, la zona de día se ubicó en esta parte de la casa. Aquí las fachadas ya no son opacas como veíamos en la primera imagen, sino que grandes paños de vidrio cierran los interiores de esta parte de la casa, permitiendo que el paisaje pase a formar parte de ellos. Una terraza de madera se extiende creando una continuidad con el arbolado preexistente. Pero, sin lugar a dudas, la piscina es lo que más destaca de esta imagen. Con 22 metros de longitud y en paralelo a la zona de día, es uno de los grandes pasatiempos que ofrece esta casa junto al mar. 

La materialidad

Mientras el hormigón y la piedra eran los materiales protagonistas del exterior, la madera de roble se hace de los interiores. Cálida, con acabado natural, y cubriendo todas las superficies de esta casa, resplandece bajo el sol que le llega a través de sus grandes fachadas de vidrio. Esta parte acoge el programa más público de la casa: cocina, salón y comedor que se abren sin pudor al vecindario. 

El cuarto de baño

Si la madera creaba un interior de lo más cálido, el mármol de Macael empleado para revestir el baño juega la cara opuesta. Aquí, la piedra natural crea una sensación fresca y elegante, jugando con las percepciones de los habitantes. 

La organización interior

El espacio interior se organiza de una manera poco convencional. Con el fin de evitar una compartimentación excesiva y poco flexible, se optó por construir cajas que albergaran los usos más privados de la casa, como los cuartos de baño. Las circulaciones y las estancias se organizan en torno a estas, creando un sistema abierto y fluido de relación entre las diferentes habitaciones. Vemos, por ejemplo, como la cocina se ubica en este pasillo, dando lugar a un aprovechamiento más óptimo de la superficie. 

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