El diseño de un hotel rural en Mallorca

Marisa Alcore Marisa Alcore
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En Mallorca, en la Carretera Cala Mesquida, una antigua finca del SXVII constituye, hoy en día, un templo para la tranquilidad y el relax. Su nombre es Hotel Predi Son Jaumell y su diseño está firmado por el estudio margarotger interiorisme

Con vistas al castillo medieval de Capdepera en pleno campo mallorquín, cada una de las veinticuatro suites que componen este hotel ha sido diseñada con un estilo personal y propio. Sin embargo, no es lo único a destacar en este proyecto: todo el conjunto es el resultado de un trabajo personal, cuidado y detallista. 

A las puertas

Una tradicional fachada de piedra nos da la bienvenida a este hotel. De composición inapreciablemente asimética, los colores de las tradicionales marquesinas de Mallorca añaden un punto de color a la fachada de color tierra. Un arco de media punta enmarca el gran portalón de madera que nos permite la entrada al interior. 

Un desayuno fuerte para empezar el día

Bajo un techo de madera y en un espacio lleno de blanco, un desayuno nos espera. Su sabor: el mediterráneo, como el del estilo que baña los espacios de este hotel. Colores claros, materiales desnudos y una atmósfera palpable de calidez y calma caracterizan el diseño de este hotel rural. 

A la fresca

Pasear por los alrededores, descubrir las calas de la isla y, al llegar a casa, un merecido descanso en las tumbonas de este patio, donde sólo la naturaleza puede oírse. 

La sala de estar

Y los que prefieren relajarse en la intimidad también pueden hacerlo en el acogedor salón de su suite. Con la cultura mallorquina como referente, el diseño de este hotel emplea materiales, texturas y formas propias de la isla. El mobiliario, diseñado exclusivamente para este proyecto, es el resultado del trabajo manual de artesanos locales: auténticas obras de arte, donde destaca la ’llata’, hojas de palmito trenzadas y trabajadas a mano, que se encuentran prácticamente en peligro de extinción. 

El baño

Es hora de irse a la cama, pero antes: un espumoso baño de espuma. ¿Y dónde mejor que en un aseo como éste? Una bañera exenta, productos naturales, toallas blancas, un taburete en forma de tronco y un rezumante frescor mediterráneo. 

El dormitorio

Y por último, decimos adiós a un nuevo día y con un espíritu diferente y más relajado, nos adentramos en el dormitorio. De nuevo, nos acompañan los tonos cálidos, los arcos medievales, los materiales desnudos y una iluminación de ensueño. Ahora, sólo tenemos que cerrar los ojos. ¡Dulces sueños!

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