Entonces homify dijo: ¡hágase la luz!

Jerónimo Moretti Jerónimo Moretti
Umbau, Innenarchitektur Schucker & Krumm Innenarchitektur Schucker & Krumm Dining room
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A la hora de dormir, nada mejor que la oscuridad. Pero durante el resto del día, mejor tener luz, mucha luz, porque luz es vida, nos despierta por la mañana, nos da energía al mediodía y nos acaricia por la tarde. 

Pero a veces tenemos una habitación oscura que no nos permite disfrutar de la luz en nuestro hogar. Puede ser porque la habitación no tenga ventanas, o tengas pocas, o que dé a un patio interior. Sea cual fuese el problemas, esta habitación oscura probablemente nos moleste por la sensación de suciedad, humedad y frío. Además, la falta de luz le quita muchísima vida a nuestro hogar. 

En este libro de ideas veremos algunos consejos para que una habitación oscura se transforme en un espacio brillante, cálido y hermoso. 

Pintar el techo de blanco

Todo el mundo sabe que vestirse de blanco ayuda a estar más frescos cuando hace calor. Incluso los científicos han determinado que si vestimos de blanco al planeta podríamos retrasar el calentamiento global. Increíble, ¿no?

Lo mismo pasa con cualquier ambiente de nuestra casa, y en especial con los techos. Si pintamos de blanco el techo enseguida notaremos cómo la habitación tiene más luminosidad y se nota más fresca. Además, la pintura blanca es la más fácil de manipular y la menos costosa. Por lo tanto, conseguiremos tres beneficios en uno: ahorrar dinero y trabajo, colaborar con el medio ambiente y tener más luz en la habitación. 

Evitar los colores fuertes

Si vamos a utilizar colores fuertes o vivos en nuestro habitación oscura, lo recomendable es hacerlo sólo en los detalles o en los objetos decorativos. Utilizar un rojo o verde en almohadones, por ejemplo, es una buena opción. Lo mismo con algún que otro cuadro o adornos, pero no mucho más. Si tenemos muebles, siempre optemos por colores claros.

Dejando de lado los colores, lo importante es que nunca pero nunca sobrecarguemos la habitación. Evitemos la abundancia de muebles o adornos, que nos quitan mucha luminosidad. El truco para el éxito es el equilibrio entre una decoración que nunca debe ser abundante y una habitación que nunca debe lucir demasiada vacía.

Aprovechar la luz natural

Aunque sea poquita, debemos aprovechar la luz natural todo lo que podamos. Para ello, debemos elegir correctamente la distribución de los muebles, los colores, las texturas y aprovechar las pocas aberturas de las que disponga el cuarto.

Por ejemplo, podemos agrandar la ventana que tenemos, y si no tenemos ninguna… bueno, hacerla. Claro que esto cuesta muchísimo dinero. En cambio, mover los muebles es bastante más sencillo y barato. Procuremos que los muebles más grandes estén ubicados contra la pared para permitir espacio y que la luz llegue a todos los sitios posibles. Evitemos siempre las repisas o bibliotecas porque apagan la habitación. Pero si tenemos que ubicarlas allí, entonces también pongámoslas contra la pared. Y tratemos de comprar bibliotecas sin fondo.

Reemplazar las luces del techo con luces perimetrales

Si ponemos luces fuertes en el techo, estaríamos cometiendo un grave error: no sólo que no iluminaremos sino que acentuaremos la oscuridad del ambiente. Evitemos a toda costa las luces fluorescentes y elijamos las luces más naturales y agradables. Las lámparas de pie, por ejemplo, iluminan más naturalmente y evitan las atmósferas fuertes. También podemos ubicar lámparas en el piso. Así, con luces claras en el piso y unos pocos muebles ya estaremos más cerca de lograr un cuarto bien iluminado.

Utilizar luz difusa

Si todavía queda algún rincón oscuro, entonces usemos todo tipo de luces que apunten al techo y a las paredes. Esta luz reflejada nos dará un brillo suave que minimiza las sombras duras. Tampoco debemos olvidar las velas, especiales para iluminar espacios concretos y darle un aspecto alegre a la habitación.

Usar bombillas más luminosas

Reemplacemos nuestras bombillas con lámparas de mayor intensidad, tales como las lámparas compactas fluorescentes, que nos dan más luz con menor gasto de energía. 

De ese modo podremos utilizar diferentes tipos de luces con cambios sutiles. Las bombillas llamadas blanco suave nos dan una menor temperatura pero a la vez una luz más cálida y agradable. Combinarlas con otras lámparas de luz intensas, sin dudas nos dará el efecto deseado por la noche y nos ayudarán a iluminar durante el día.

Esto sumado a los muebles, el techo blanco, las velas, y todo lo que mencionamos, cambiará por completo el aspecto de cualquier habitación… ¡y se hará la luz!

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