Cocinas brillantes: ¡6 tips para una mejor iluminación!

Jerónimo Moretti Jerónimo Moretti
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Es sábado por la tarde, está nublado, fresco y no hay mucho que hacer. Recordamos el hermoso recetario de nuestra madre y, en la mesa de la cocina, lo hojeamos con cuidado. Vemos la foto de una torta de chocolate y, de repente, toda nuestra infancia aparece en nuestra cabeza; los recuerdos empiezan a tomar las formas y los tamaños de cuando éramos chicos; sentimos los sonidos, los colores y ¡empezamos a sentir el gusto de ese pastel! Nuestra abuela lo hacía como nadie, qué grandiosa mujer. 

Entonces nos arremangamos y decidimos honrar su memoria. Seguimos la receta con cuidado: el cacao, la harina, el polvo para hornear y el azúcar. Revolvemos con amor, y ya saboreamos el resultado. Lo ponemos en el horno, con cuidado, y nos sentamos a esperar. Suena el timbre, ¡está listo! Lo sacamos, lo dejamos enfriar, lo cortamos, lo probamos: ¡puaj! ¿Qué salió mal? Pensamos con detenimiento, buscamos culpables, no los hay, repasamos nuevamente la receta y ahí está la respuesta: nos equivocamos con la cantidad de azúcar. ¿Por qué? ¡Porque no vemos un comino! Entonces sabemos que tenemos un problema mucho más grande: es hora de renovar la cocina para poder hacer las tortas como corresponde.

¡Manos a la obra!

Iluminación sobre la mesada

Poner luces debajo del gabinete de cocina es una idea bastante reciente, en especial porque las viejas cocinas no tenían tanta cantidad de armarios como los actuales. Si bien ahora tenemos más espacio de guardado, lo cierto es que bloquean la luz del techo. Además, nuestros cuerpos pueden generar una sombra extra. ¿Qué hacer? Simple: una luz bajo el gabinete y sobre la mesada nos permitirá combatir estos problemas y no caer en situaciones potenciales de riesgo. Nos da una buena iluminación para poder trabajar con seguridad y poder leer bien los recetarios, entre otros beneficios.

Tipos de luces para el gabinete

Una vez que decidimos iluminar el gabinete, debemos elegir cuál es la luz que mejor se adapta a nuestra cocina. Hay tres tipos principales de iluminación para la mesada: fluorescentes, halógenas y luces incandescentes. La iluminación fluorescente es la más económica y consta de un tubo largo; la longitud de la bombilla se puede ajustar para adaptarse a diferentes longitudes de gabinete y producen una luz fría. 

Por su parte, las luces halógenas se asemejan a pequeños discos espaciados uniformemente por debajo de los gabinetes; dan una luz blanca, muy centrada, que proporciona una excelente iluminación para trabajar. La incandescente es muy versátil y viene en una variedad de configuraciones y potencias.

La importancia de los focos

Muchos no son conscientes del tipo de lámpara que usan en sus luces y cómo esto puede afectar el despliegue de la luz. No es sólo la potencia de la bombilla, sino también el tipo. Ciertas lámparas producen un efecto de arco alrededor de hechas, otras bombillas emiten un haz de luz muy estrecho, como un bulbo. Toda esta es información que hay que tener en cuenta a la hora de elegir las bombillas.

Además debemos pensar la altura de las luces de la cocina, si son colgantes o cuál es la mejor iluminación para nuestro ambiente.

Poner iluminación dirigida

Las luces tradicionales son aquellas que iluminan desde arriba, cenitalmente. Muchas veces es suficiente, pero la gran mayoría no sirve para poder ver todo lo que hacemos en la cocina. En cambio, la iluminación dirigida nos permite elegir hacia dónde apuntar los focos lumínicos y mejorar así el aspecto de la cocina. Dado que cada luz es individual, nos permite crear muchísimas disposiciones distintas para asegurarnos la iluminación en donde la queremos. Vienen también en tres tipos: fluorescente, halógeno e incandescente.

Manejar el voltaje lumínico

Los diseñadores conocen la importancia de tener distintos tipos de luz que sean funcionales a las actividades del ambiente. Por ello, identifican tres tipos de luces que conforman el sistema de iluminación básica: la general, la de la tarea y la iluminación acentuada. La primera es la que proporciona la luz para que podamos movernos con comodidad en el ambiente, la segunda es la luz que se centra en un área de trabajo, un poco más focalizada que la anterior pero no tanto como la acentuada que sirve para llamar la atención sobre ciertos elementos (como la luz de los cuadros). En general, la mayoría de los espacios deben contar con un juego de estas tres luces para poder así aprovechar al máximo las posibilidades de iluminación. 

Sin embargo, si nuestro presupuesto es acotado y queremos darle cierta flexibilidad a las luces del ambiente, podemos instalar un regulador de intensidad para poder elegir qué tipo de luz requiere la tarea que desarrollamos: si necesitamos una luz más fuerte o más ambiental, podremos elegir lo que sea más conveniente a nuestra tarea.

Una buena iluminación de la cocina no es sólo una cuestión estética, sino que se trata de nuestra seguridad y de nuestro trabajo en el ambiente. Con una iluminación eficaz, no sólo tendremos menos accidentes, sino que podremos leer mejor las recetas y, por ende, tener mejores tortas caseras.

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