Techos de madera: con la mirada bien alta

José Manuel Peñalver Romero José Manuel Peñalver Romero
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Siempre que nos encontramos bajo un techo de madera, una sensación especial envuelve la atmósfera. Más allá de ser un elemento vinculado a la naturaleza, quizás por ello, la sensación de abrigo, calidez y de hogar está presente en cada rincón cubierto bajo este tipo de superficie. Los techos de madera ya no corresponden sólo al ámbito rural, cada vez más se incorporar en nuevas construcciones y revestimientos de estructuras anteriores. Siempre teniendo en cuenta la misión para la que han sido concebidos: proteger y aislar el interior de la vivienda, por ello, han de responder a la máxima exigencia, por ejemplo, en cuanto a impermeabilidad. Una vez cumplida toda su funcionalidad, podemos recrearnos en auténticas obras de arte sobre nuestras cabezas.

Siglo y medio cobijando vida

Esta antiquísima villa de campo, de 1865, fue rehabilitada y transformada minuciosamente con el propósito de mantener intactas algunas de sus estructuras. Respetando el pasado y los orígenes se procedió a modernizar la casa y uno de los elementos principales que, no sólo se mantuvieron, sino que adquirió mayor protagonismo fueron las majestuosas vigas del techo de madera. El blanco encalado de las paredes y la ausencia de mobiliario, deja todo el protagonismo a esta vieja estructura que lleva más de medio siglo cobijando vida.

Sale la madera que lleva dentro

En muchos de los proyectos de rehabilitación o reforma de antiguas viviendas se tiende a conservar las viejas estructuras de madera por la personalidad y tradición que representan. Las cubiertas de madera se convierten en un agradable espectáculo visual: vigas, viguetas, cercas o tableros, ángulos, contrafuertes… Todo un ejercicio de técnica en el que queda a la vista la esencia de una vieja construcción.

Un cálido manto de madera

En la imagen de esta vivienda, amplia y diáfana, vemos cómo los elevados techos de madera cubren este inmenso espacio, casi de culto, con su manto de aire rústico y señorial. Cuando el techo adquiere tanto protagonismo, lo mejor es no eclipsarlo y elegir un mobiliario reducido y discreto que acompañe a tanta belleza. 

Vigas a la vista: amplitud y espacio

Cuando la cubierta está en perfectas condiciones acometer un proyecto de remodelación o rehabilitación es mucho más sencillo. En esta casa de la Cerdanya, se conserva una fabulosa cubierta de madera de láminas y vigas, que al permanecer a la vista, además de revelar el carácter original de la vivienda, insinúa una conquista del espacio en altura y amplitud… . 

Y como el techo, la pared

En este proyecto se logra crear un ambiente que armoniza con el entorno natural en el que está enclavado. Una división de espacios en madera refuerza al techo, también de madera, para crear una sensación de recogimiento y confort tanto en el comedor como en la zona de cocina que se adivina en la parte posterior. En este caso no hay vigas, sólo un revestimiento uniforme de madera que cobija un proyecto con mucha personalidad y estilo.

Tocando su techo

En un rústico hotel de montaña de Grecia nos encontramos con esta fabulosa cubierta. Una estructura espectacular que sugiere un interesante juego de vigas y entramados de madera, iluminados convenientemente para crear una agradable atmósfera de intimidad y calidez. La montaña y la madera siempre se han llevado muy bien, pero en esta ocasión, supera cualquier expectativa. 

La madera seduce

Dos imponentes vigas de madera y sus respectivas viguetas marcaron la pauta para la decoración de esta coqueta cocina. Y es que cuando hay un elemento con tanta personalidad, no queda más remedio que rendirse ante él. Al encanto del techo de madera sucumbieron los aparadores, la alacena y la isla situada en el centro, que quisieron mantenerse en armonía con el espíritu de la madera.  

Lo que queda de un viejo palomar

Un viejo palomar inutilizado se convirtió en un acogedor loft casi sin pestañear. Se mantuvieron las paredes principales y el techo de madera, que aunque sufrió alguna remodelación y acondicionamiento para lucir un acabado natural, se respeto el pasado manteniendo la estructura principal de vigas y ventanales. Una nueva estancia en la que los mensajes ya no los traen las palomas sino que viajan a través de internet. 

Al calor de la madera

Las casas de alta montaña, especialmente las alpinas, como la de esta imagen, son sinónimo de madera y chimenea. Aparte de ser un estupendo revestimiento térmico, la madera genera un clima más cálido, sensual y acogedor frente a las bajas temperaturas del frío exterior. El uso sofisticado y eficiente de la madera hoy en día hace que estas nuevas casas de montaña, lejos de parecer refugios, se convierten en acogedoras y confortables viviendas con todas las comodidades. 

Arte sobre nuestras cabezas

Al hablar de techos de madera no podía faltar uno de los ejemplos más característicos y artísticos de este tipo de conjuntos: el artesonado. Encontraremos multitud de ellos en palacios y casas señoriales. Siempre son un espectáculo para la vista y la mejor muestra de la pulcritud y exquisitez con la que se puede trabajar la madera. Con tallas más o menos elaboradas, el acabado de este tipo de piezas acaba por cautivarnos de un modo u otro.

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