¿Cómo sacarle partido a los techos altos?

Mariana Belisario Blaksley Mariana Belisario Blaksley
CASA HARAS, ESTUDIO GEYA ESTUDIO GEYA Modern kitchen
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Hoy les contamos 6 maneras muy ingeniosas de aprovechar los techos altos. Algunas de estas ideas definitivamente no son aptas para cardíacos ni para quienes sufran de vértigo.

Los espacios con techos altos no sólo resultan imponentes, aireados y amplios, también esconden infinitas posibilidades. ¿No me creen? Pueden echarle un vistazo a esta casa que reúne algunas ideas increíbles. 

Techos, altos, techos a doble altura, a dos, tres o cuatro aguas, todos son lindos. Fueron furor en la arquitectura del siglo antepasado y las primeras décadas del siglo XX con esos maravillosos edificios franceses y racionalistas que le han dado fama a Buenos Aires. En los últimos tiempos los techos altos definitivamente han vuelto triunfantes, lo que no debe sorprendernos, ya que impactan desde el primer instante 

¿Tienen la fortuna de tener techos altos en su casa o departamento? Entonces no dejen de acompañarnos mientras les damos ideas para sacarle a sus ambientes la mayor de las ventajas.

En desnivel: la magia de los entrepisos

¿Existirá alguien a quien no le gusten, diviertan e intriguen los entrepisos? Es una de las formas más inteligentes de aprovechar espacio y dividir abientes sin necesidad de paredes. ¿Cómo determinamos que pasamos de un ambiente a otro? Por la altura. Es difícil resistirse a un entrepiso bien logrado.

No solamente nos brindan un espacio adicional por sí solos, también ofrecen oportunidades interesantes abajo de las escaleras que nos llevan de un ambiente a otro. Sirven para espacios chicos como pequeños estudios u oficinas o como áreas hechas y derechas de una casa como comedores, cuartos para los chicos o salas de juego. Siempre tienen un elemento de sorpresa interesante y no hay quien se resista a agregarle unos cuantos metros cuadrados a su propiedad.

Espacio de guardado en las alturas

Vamos a necesitar escaleras, pero no nos importa. Un placard hasta el techo significa que no necesitamos tener aquel cuartito donde acostumbramos dejar todas esas cosas que no queremos que vean las visitas. Lo cierto es que esos cuartitos terminan siendo un lugar de pesadilla, pero los techos altos pueden proporcionarnos el espacio que necesitamos para que la aspiradora, las valijas y la ropa fuera de estación estén bien ocultas de ojos curiosos. 

Hasta las escaleras que tendremos que comprar con el fin de alcanzar más allá de nuestra estatura pueden ser un elemento decorativo encantador, especialmente las de madera. Podemos optar por las que tienen ruedas que se transportan fácilmente sin correr el riesgo de rayar los pisos delicados.

La escenografía y los techos falsos

Los techos falsos nos dan la posibilidad de armarnos ilusiones ópticas interesantísimas. Patrones geométricos y desniveles, junto con la iluminación apropiada pueden convertir un ambiente ordinario en un espacio absolutamente teatral. 

Cual escenógrafos los diseñadores más vanguardistas pueden hacer varios trucos jugando con la altura de los techos. Pueden incluso favorecer la acústica de los distintos ambientes que intervengan. No hay reglas, mientras la altura del techo lo permita, hay total libertad para crear. 

Como los entrepisos, los techos falsos sirven también para delimitar los distintos ambientes con sutileza, sin limitar la visual con paredes.

Estantes de vértigo

Estantes, bibliotecas y estanterías no aptas para los que sienten atracción por el vacío. Libros, esculturas, adornos, marcos de fotos, floreros, artesanías, plantas. ¿Cuántas cosas no tendríamos en exhibición si tuviéramos metros y más metros de estantes?

Una idea ingeniosa es jugar con distintos tipos de puertas para mantener algunos estantes cerrados, pueden ser corredizas o de avión y sirven para proteger ciertas posesiones que requieren un poco más de privacidad, como documentos, por ejemplo. Cajas y canastas también funcionan bien con ese propósito, lo importante es aprovechar la altura y poner los objetos que menos usamos en la parte más alta.

Arte por todo lo alto

Mayor altura significa que disponemos de más espacio vertical. ¿Cómo aprovecharlo? Haciéndole justicia con nuestras pinturas o fotografías favoritas.

Si nos falta inspiración aquí tenemos varias ideas para convertir los ambientes en verdaderas galerías de arte.  Un tip básico para comenzar es elegir la pieza que irá en el centro de la pared y hacia donde queremos dirigir el punto focal y trabajar partiendo de ahí en una especie de espiral. Hoy en día está de moda la cantidad. Series de obras colgadas en escrupuloso orden o todo tipo de pinturas, dibujos, fotografías y posters que no tengan nada en común y se ordenen como al descuido funcionan lo mismo, es cuestión del estilo de cada quien. Jugar con el orden y el caos puede ser una gran oportunidad para expresar nuestro costado artístico y cuanto más lugar tengamos para ello, mejor.

Colgados y descolgados

Los techos altos plantean posibilidades menos obvias.

Un columpio en medio del living es un elemento decorativo juguetón y caprichoso que nos remite a la infancia. Hamacas, lámparas con cables larguísimos, móviles, esculturas colgantes, jaulas vacías, es tanto lo que podemos hacer. 

Este tipo de instalaciones requieren de una altura considerable de techos, y en la mayoría de los casos de un buen taladro. Al mismo tiempo y con techos de vigas, podría ser una opción más fácil simplemente atar cuerdas alrededor de ellas y dejarlas caer. Estos elementos decorativos tienen algo circense, traen consigo reminiscencias de las épocas en las que nuestros padres nos llevaban al circo y entrábamos maravillados en esas carpas que nos parecían enormes. 

Entrepisos, espacio de guardado, techos falsos, estantes, arte en las paredes y objetos colgantes: seis buenas ideas para aprovechar de arriba abajo todo el potencial que nos brindan los techos altos. Los que tenemos la suerte de contar con tanto espacio vertical podemos empezar a planear nuestro próximo proyecto. Puede ser un columpio, una altísima biblioteca o un entrepiso. Todo lo que sube tiene que bajar y podemos sentirnos un poco como Maurits Cornelis Escher en el intento.

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