Bancos de jardín para todos los gustos

Armando Cerra Armando Cerra
RD 01 Gartenbank, ​Rohstoff Design ​Rohstoff Design Garden
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Allá donde haya un jardín, tiene que haber un banco. Sea público o privado, un jardín no lo es todavía hasta que no tiene su banco. Del tipo que sea. Pueden ser de los más tradicionales realizados en madera, pueden ser también con formas estructurales y ornamentales de forja, hasta de piedra rústica o de piedras tan nobles como el mármol. Pueden ser de distintos tamaños, aunque la idea más extendida sobre un banco es que al menos ha de poder sentarse una pareja. En fin, aquí os presentamos un muestrario de ideas para que comprobéis la variedad de bancos de jardín que tenéis vuestra elección.

Símbolo de señorío y disfrute

Un banco en el jardín delantero de una gran casona son todo un símbolo de señorío, y también de bienvenida al que se acerca. Aquí vemos unos bancos fabricados en un tipo de plástico denominado PEAD (poly-madera). Su aspecto es de lo más tradicional, pero con la ventaja de su resistencia a las inclemencias meteorológicas y a los hongos y parásitos que atacan a la madera. Además al estar teñidos en masa, no se hace necesarios los periódicos repasos de pintura. Lo podéis encontrar en Casa Bruno American.

La tradición de la madera en los bancos

Aquí presentamos otro banco de jardín, pero este sí realizado en el material más tradicional para este tipo de elementos: la madera. No obstante, en este modelo de Out & Out Original, el carpintero que lo ha realizado se ha esmerado en sus torneados y sus formas curvas, creando un mueble de porte muy atractivo y que invita inmediatamente a sentarse en él a descansar un rato contemplando el entorno.

Un banco móvil

En líneas generales concebimos los bancos de jardín como elementos fijos, para los que ya hemos seleccionado su emplazamiento más apropiado, a la sombra de un árbol, próximo a la casa o en el interior de una pérgola. Sin embargo, también tenemos la opción de disponer de un banco móvil como el de la foto. Tiene todo el encanto de lo rústico pero posee unas grandes ruedas para transportarlo al mejor lugar para resguardarse del sol o acercarlo a una mesa donde estamos merendando.

Bajo la protección del porche

Aquí vemos una idea para un banco a situar a cubierto. Más sencillo no puede ser. Una estructura de madera a base de ángulos rectos, para crear una superficie horizontal sobre la que colocar una mullida colchoneta. Por no tener, no tiene ni respaldo ya que la propia pared de la casa se convierte en el apoyo para todo aquel que se siente ahí. Como todo lo simple tiene su pizca de genialidad, ya que este banco es ideal para relajarse viendo el atardecer o vigilar a los niños jugando en el jardín.

Un banco de forja

Otro material muy habitual en la elaboración de los bancos de exterior es la forja. Este material y el trabajo del herrero permite lograr la misma resistencia que la madera pero con grosores para los elementos de la estructura mucho menores, dando la sensación de mayor gracilidad. No obstante, en este tipo de bancos generalmente se hace imprescindible la presencia de cojines o colchonetas para que sean asientos cómodos. Es decir, que o bien se colocan estos bancos bajo el cubierto de porches y pérgolas, o hay que estar pendiente de que una lluvia repentina no estropee ese asiento.

Digno de exposición

Hemos dicho que un banco de forja puede dar sensación de ligereza. Pero la foto que acompaña estas líneas nos lleva radicalmente la contraria. Y es que el hierro forjado también nos puede proporcionar una idea de rotundidad absoluta. Se ve a primera vista que es un banco de peso, lo que no es impedimento para que sea elegante gracias a sus elementos decorativos representando motivos vegetales, algo lógico teniendo en cuenta su función y emplazamiento.

La frialdad del mármol

Si el banco anterior era de peso, el que vemos aquí mucho más. Es un banco de piedra, pero no de cualquier piedra. Se trata de mármol blanco. Es prácticamente una escultura en el jardín, ya que el trabajo esmerado de su respaldo es digno de un artista. Desde luego este elemento aporta al exterior de la vivienda un toque clásico que solo lo proporcionan las formas labradas del mármol. Es un banco muy amplio, de hecho sus fabricantes lo denominan sofá de mármol.

La calidez de la cerámica

Para contrastar las sensaciones frías del mármol y su monumentalidad clásica, ya se puede rizar el rizo con este otro tipo de banco, igualmente marmóreo, pero a lo que se le han añadido superficies cerámicas con motivos pintados y horneados en vivos colores. Una mezcla de materiales e influencias que tienen unas notas de elegancia, algo de exclusividad, un toque oriental y también su aporte victoriano.

La modernidad ha llegado al jardín

En el extremo opuesto a los últimos bancos que hemos visto se encuentra este otro modelo. Especialmente indicado para todo aquel que equipe su jardín con aires modernos. Se trata de un diseño muy elegante y dinámico, ya que los ángulos rectos tradicionales de las estructuras de madera aquí no aparecen. Y además la superficie de contacto para sentarse es muy, muy liviana, al estar realizada a base de tiras textiles muy tensas, y lo suficientemente anchas como para permitir el asiento y la comodidad del usuario.

La esencia de un banco de jardín

Hemos dado un breve repaso a formas y materiales para un banco de nuestro jardín. Pero al fin y al cabo, este elemento no deja de ser un espacio para el descanso en soledad o para una relajada charla en compañía. Bien estando solo o acompañado, lo cierto es que un banco en el jardín siempre tiene algo de intimidad, y todo lo que tiene esa cualidad no necesita de muchos aderezos. Por ello, algo tan sencillo como dos patas verticales y una tabla en horizontal pueden convertirse en el banco más extraordinario en un momento dado.

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